domingo, 30 de marzo de 2014

Manzanas, caramelos y bombones

Como dice uno de mis compañeros de mi clase de francés: "enamorarse nos vuelve adolescentes". Puede ser...
     Lo que puede confirmar esa frase es que nuestro estado mental en el enamoramiento nos vuelve irracionales y nuestro comportamiento no es demasiado lógico.
     Cuando nos arrasa ese sentimiento, el cual fluctúa entre la catatonia extrema y la hiperactividad suprema, tendemos a realizar desde la hazaña más heroica hasta el acto más ridículo o mezquino.
Y lo más curioso, es que, a veces, esas acciones son impulsadas o apoyadas por nuestros/as amigos/as, implicados en el proceso directa o indirectamente: "yo que tú, le mandaba una caja de bombones...", o un kilo de manzanas, o cinco bolsas de caramelos... El caso es actuar. ¡Aunque al otro componente del proceso le dé un ataque de glucemia aguda!
     Sí, un proceso que vulnera nuestra capacidad de reacción más lógica y más racional, en el que hemos de arriesgar, porque está en juego nuestro futuro, bueno, más bien el futuro de nuestros genes. Así es como funciona la naturaleza, perfecta para conseguir objetivos.
Y es llamativo como nos dejamos llevar. De repente, una persona, que a veces ni conocemos, va a tener la posibilidad de entrar a formar parte de nuestra vida, abriendo las puertas de la intimidad y la capacidad de influir en nuestras decisiones, sólo por un puñado de hormonas que funcionan para perpetuar la especie.Y echamos toda la carne al asador...

     Entonces se crea una realidad paralela, por no decir universo... Nos preparamos a dar lo mejor de nosotros mismos, que el/la otro/a vea mis mejores facetas. Es todo un arte el del enamoramiento. ¡Más dulces para atraer! Comer muchos dulces produce empacho...


     Por supuesto en ese proceso no nos paramos a abrir los ojos, ni a respirar por un momento; encadenados por las emociones.
     Así es como nos construimos la idea de como es el/la otro/a y de como nos ha de ver, además de como ha de ser la relación que va a surgir. Realidad o ciencia ficción...

     Es una situación que tiene desconcertados a médicos, antropólogos, psiquiatras, psicólogos, y a todos los profesionales relacionadas con el ser humano. ¿Qué hemos de hacer con este tipo de comportamiento? ¿Hemos llegado ya a un punto de partida para que sea una conducta lógica? ¿Hay algún tipo de solución a toda esta irracionalidad?
Teniendo en cuenta que la mayoría de las conductas del ser humano son aprendidas por ensayo-error y que las hormonas a veces funcionan con su propio criterio, la respuesta es más bien dudosa.
La lógica a veces no encaja en la realidad. Por eso nos sorprenden reacciones de personas cercanas en ciertas situaciones de enamoramiento, las cuales parecen haber perdido la razón y no ven lo que está pasando a su alrededor.
   
     Sólo con el tiempo sabremos si la ficción y la realidad se han avenido y han llegado a buen puerto. Luego viene la convivencia. Pero, como dicen en mi tierra: "eso es harina de otro costal".

    Así que adelante, empachémonos. De vez en cuando tenemos que romper la ruta establecida y buscar caminos alternativos, dejarnos llevar por la irracionalidad.
Yo, por si acaso, me tomaré un omeprazol...




1 comentario:

  1. Tras leer tu post, he llegado a las siguientes conclusiones:
    - Actuamos antes de tiempo, sin tener en cuenta a la otra persona.
    - Hay que dejar que las cosas pasen poco a poco.
    - La lógica a veces no encaja en la realidad
    - Es necesario perder el rumbo de vez en cuando, tal como diría una frase de mi libro favorito “Perder el equilibrio por amor es necesario para tener una vida plena”.

    Espero pronto leer más post tuyos, porque parecen interesantes. Buen trabajo.

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